«La importancia de la participación de la familia en la escuela»

La persona es considerada como un ser humano que necesita de formación para desarrollarse tanto en el ámbito social como en el educativo. Núñez (2013) nos dice que existen tres anillos de formación de la persona, los cuales son: la familia, la escuela y la sociedad.

 

En la actualidad se ha tenido un interés por relacionar los contextos educativos donde los niños se desenvuelven, teniendo como principal tarea la inclusión de los padres de familia en el proceso educativo de los hijos. Pero ¿cómo ha  sido el acercamiento entre escuela y padres? ¿cómo se caracteriza?¿ha cambiado la participación de los padres en el contexto escolar en las últimas décadas? ¿qué se entiende por participación en el proceso de aprendizaje?.

 

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Antes de describir  cómo se está dando esta relación entre padres-escuelas en México, nos parece importante definir  ambas realidades educativas. Así la familia es el primer agente en cuanto la educación y desarrollo del niño(a), retomando lo que menciona Gonzáles y Pereda (2009) las actividades que se llevan a cabo en el entorno familiar tienen un gran peso en el éxito escolar como en la formación de su persona. Aquí es donde se constituyen los primeros vínculos emocionales y  se efectúan los primeros aprendizajes sociales que ayudan al niño a relacionarse consigo mismo y con los otros.

 

Cabe mencionar que la familia, en cuanto su rol social en el aprendizaje de los niños, ejerce un papel protagónico en la construcción de ciudadanía. Según Zuluaga (2003), dicha construcción implica necesariamente un esfuerzo colectivo entre familia y ciudadanía, donde existe la comunicación permitiendo la autonomía, libertad y relación con la otra persona, para que dicho proceso cree un espacio de construcción de vida e identidad.

 

De la interacción de los padres o tutores con el/la niño(a) surge un contexto alfabetizador que está caracterizado según Stein (2010) por la variedad de recursos como oportunidades de acceder a diversas experiencias de aprendizaje que ayudan al educando a apropiarse primeramente del lenguaje como de conocimientos y habilidades que le permitirán desarrollarse con éxito en la educación formal.

 

Cada contexto, según Stein (2010), es variado debido a la diversidad de familias existentes lo cual repercute en las interacciones que tienen los padres de familia con sus hijo(a)s según su calidad y consistencia. Dicho contexto se ve influenciado por las características, las disposiciones, conocimientos, habilidades y los hábitos de los de los adultos o padres; creando así una cultura que es propia de cada familia.

 

Siguiendo con la falta de calidad y consistencia de las mediaciones, Haywood (1987)  menciona a consecuencia de esto se presenta el síndrome de privación cultural. Este se refiere a las fallas en la trasmisión de las maneras peculiares de concebir el mundo de una cultura, lo que afecta la vida académica y social del niño llevándola a ser deficiente. Dicho síndrome puede ser ocasionado por el contexto en el que viven los educandos, dentro de este implica la situación familiar en la que en muchas ocasiones los padres: no recibieron educación de calidad por lo que las mediaciones que brindan sean muy pobres; no tienen tiempo para interactuar con sus hijo(a)s por cuestiones económicas y laborales , entre muchas otras.

 

Por otra parte, una definición de la escuela que nos pareció muy adecuada es la siguiente:

 

“La escuela tiene la misión de educar personas. El término educar proviene del latín educare, que significa «sacar fuera lo mejor del educando». Este «sacar fuera», implica la activación de las potencialidades de cada persona, y para ello, requiere de un mediador que intencione dicho proceso”   (Merino y Morales, 2002: 7).

 

Entonces, la escuela queda como ese lugar en donde los niños y niñas adquieren contenidos curriculares y potencializan las habilidades previamente desarrolladas en casa tanto como afectivas, culturales, cognoscitivas y sociales. Así la mediación que se recibe por parte de la escuela, sobre todo de lo(a)s docentes tiene un papel supletorio, lo que Feurstein en Haywood (1987) llama mediación subsecuente donde el maestro(a) complementa las mediaciones dadas por los padres y ayuda al sujeto a comprender los elementos presentes en su cultura.

 

En base a lo anterior, es sumamente importante que la familia mantenga un contacto permanente con los educadores para coordinar el desarrollo educativo;  como menciona Rojas (2012). Es por esto que cuando el niño(a) inicia el proceso en la educación formal, ambas partes necesitan coordinarse para la tarea de educarlo(a); como refieren Merino y Morales  (2002).

 

Así la familia se ve involucrada desde la selección de la escuela a la que asistirán sus hijo(a)s, las tareas y demás actividades escolares. Sin embargo, la relación padres-escuela  en cuanto a conceptualización teórica no es un problema; éste se vuelve una dificultad al volverse práctico.

 

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La importancia de esta vinculación, según Merino y morales (2002) radica en que los padres y lo(a)s docentes son las figuras adultas más significativas para un niño. Por esto resulta necesario que entre esas dos partes exista coherencia y coordinación en relación al seguimiento del proceso de aprendizaje y desarrollo del educando.

 

Siguiendo con Merino y Moreno (2002) mencionan que si existe una mayor  interacción familiar y escolar, el niño o niña produce una mayor coherencia en los mensajes al igual que un nivel de asociación que favorece el aprendizaje. Además influye de manera positiva en su desempeño escolar como en la mejora de calificaciones, mejor rendimiento académico a largo plazo, mejora sus actitudes y conductas en el colegio e incluso  vuelve a las escuelas más efectivas.

 

Para qué la relación entre familia y escuela sea favorecedora es importante  construir lazos donde exista la participación, compromiso, responsabilidad compartida y que finalmente tenga como objetivo mejorar los aprendizajes de los niños.  Cabe señalar que a veces se tiene una falsa concepción de la participación de los padres en el proceso del aprendizaje ya que se limitan a asistir a las juntas, seminarios o bien a estar al pendiente de las notas pero pocos son los que dedican tiempo para observar cómo su hijo(a) aprende y qué fallas tiene al hacerlo.

 

Algo importante que se debe tener en cuenta, es la diversidad de tipos de familia y las situaciones que estas viven, de carácter económico y social, que a veces impide a los padres estar con los educandos durante su estadía en casa; impidiéndoles proveerles la mediación adecuada.

 

Al respecto, Chacón (2014)  en el video “la difícil relación entre la familia y escuela” dice que, en la escuela podemos encontrar cuatro diferentes tipos de familias: familias preocupadas por la educación de sus hijos, familias despreocupadas de la educación de sus educación, familias preocupadas en exceso por la educación de sus hijos y familias ausentes, las que están totalmente desconectadas de la educación de sus hijos.

 

Las familias preocupadas son familias que participan, que asisten a las reuniones, familias que colaboran con el/la profesor(a), que valoran su figura y le hacen que sus hijo(a)s lo hagan también. Chacón (2014) se argumenta que este tipo de familia son las que todo profesor(a) quisiera tener en sus aulas.

 

Por otra parte, las familias despreocupadas son las familias que delegan, muestran falta de compromiso, no asisten a las reuniones escolares, y están alejadas de la realidad educativa de sus hijo(a)s teniendo como excusa que ahí está la escuela que es la que tiene que educarlos. La mayoría de estas familias no aportan valor, al contrario le restan, pensando que la escuela es la que tiene que cambiar de actitud y no ellos.

 

El tercer grupo de familias son las que están preocupadas en exceso, muy preocupados por el ámbito académico de sus hijo(a)s, qué son las notas y los resultados que obtienen. Y por último, el cuarto tipo de familia, son el tipo de familias que se les llama ausentes, estas no se han adaptado a la realidad social educativa, no participan y  es por esto que muchas veces los niños están ausentes; no asistiendo al colegio.

 

Chacón (2014) refiere que parte del problema radica en la escuela, algo se está haciendo mal para que estas familias estén desconectadas. La escuela necesita hacer un poco de auto-critica y ver que mensajes se le han transmitido a dichas familias, ya que lo mejor sería ofrecerles algo que los conecte con la escuela, que les haga interesante el poder implicarse y participar.

 

Así el carácter que tiene la relación entre familia y escuela actualmente, se podría decir que es distante debido a que la escuela y las familias están tomando caminos diferentes, creando desacuerdos lo que ocasiona que las familias desconozcan lo que está sucediendo en la escuela, pero también la escuela en muchas ocasiones desconoce la realidad de esas familias.

 

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Con lo anterior podemos ver que no solo es tarea de los padres acercarse a la escuela sino que es una responsabilidad bidireccional. La escuela debe re-conceptualizar las formas en las que se incluye a los padres en el currículum como también los medios que motivan y  por los cuales llaman a los padres a participar,  ya que él no tener una flexibilidad en tiempos y formas de contacto  puede ser otra causa del ausentismo de estos.

 

Por último, creemos que la relación entre familia y escuela debe lograr integrar a la familia como parte esencial del proceso de aprendizaje en la escuela. Ambas comparten la labor de educar, completando y ampliando las experiencias formativas de los educandos.  Por esto las dos partes deben repensar sus formas de participación e integración para lograr una presencia significativa en el desarrollo de los niños y niñas.

 

Bibliografía:

Chacón, J. (2014). “La difícil relación entre la familia y escuela”. [Video]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=1Cds7iHVKsg.  (Octubre 2014)

 

Rojas, I. (2012). La familia. Importancia e influencia en el aprendizaje del niño”. ABC Color. En: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/escolar/la-familia-importancia-e-influencia-en-el-aprendizaje-del-nino-407321.html (Octubre 2014)

 

Merino, M. y Morales F. (2002) “Cuadernillos para la reflexión pedagógica: Participación de la familia”. Ministerio de Educación. En:  http://www.mineduc.cl/usuarios/parvularia/doc/201307121712450.1643_FAMILIARGB.pdf (Octubre 2014)

 

Haywood, C. (1987). «A Mediational Teaching Style». The Thinking Teacher.  Vol.IV, N.1. pp. 1-6.

 

Stein, A. (2010). “El entorno de alfabetización en hogares de niños preescolares de sectores urbano marginados. Un estudio de los procesos interaccionales en las situaciones de lectura y escritura”. Tesis Doctoral Inédita. Córdoba: Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba.

 

Núñez, V. (2013). “¿Qué papel juega la familia en el proceso educativo de los niños? ¿Es la familia un pilar importante en la educación de los hijos?”. Revista digital El Recreo. En: http://revistamagisterioelrecreo.blogspot.mx/2013/04/que-papel-juega-la-familia-en-el.html (Octubre 2014)

 

Zuluaga, J. (2003).  “La familia como escenario para la construcción de la ciudadanía”. En: http://www.oei.es/inicial/articulos/familia_ciudadania.pdf (Octubre 2014)

 

 

 

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